lunes, 20 de septiembre de 2010

Los ojos de Dios

Hay muchísimos parajes naturales que bien son, estéticamente hablando, más artísticos que cualquier obra que el ser humano haya sabido crear desde que existe. Lo más hipnoticamente inmenso que podemos contemplar es el sol, aquello a lo que hemos venerado y rendido culto desde que tenemos capacidades sociales, pues su advenimiento era sinónimo de fructiferas cosechas y una arropadora sensación térmica. Pero nunca habíamos sido capaces de ver su superficie de una manera tan detallada como la que contemplamos en la fotografía que acompaña este post



La tomó Philip R. Good el 2 de julio de este mismo año, profesor del instituto de Tecnología de Nueva Jersey utilizando el colosal observatorio solar Big Bear.
Este observatorio permite captar fotografías de hasta 45 kilómetros de la superficie solar; y en concreto la que vemos muestra un punto a 3600 grados centígrados rodeado de una superficie a 5.800 grados. Casi Nada




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